(Foto por Guido Adler/T4F Argentina)
Habían pasado más de 3 años desde la primera visita al país (omitiendo aquella cancelación a último momento en 2012) con una reprogramación que venía de una fecha inicial en mayo. Pero nada de eso fue un impedimento para una noche llena de rock, baile y luces.
Con una introducción de El Maravilloso Mundo de Disney, la banda británica apareció en el escenario de Obras a pocos minutos de las 22 hs. Súper relajados y saludando a los fanáticos, se acomodaron en sus respectivos lugares y empezaron con “Ill Ray (The King)”, uno de los singles de su más reciente álbum de estudio “For Crying Out Loud”. Con el pogo de un público fervoroso, el estadio indoors entró en clima siguiéndole “Underdog” y “Days Are Forgotten”, tema que se podría encontrar entre los más esperados por la gente. Pero la verdadera fiesta surgió cuando cantante y guitarrista repetían “Eez-Eh, Eez-Eh” dando inicio al track de “48:13” más movido de su discografía y el cual tuvo a todos saltando de principio a fin.
El ánimo pasó a ser más calmo y meloso con “You’re In Love With A Psycho”, canción principal de su nuevo material y “Wasted” del mismo LP. En cuestión de minutos, los espectadores perdieron el control cuando sonó la intro del hit “Club Foot” perteneciente a su debut en 2004. Continuaron con “Re-Wired” que también fue cantado a los gritos.
Llegando a la mitad del show aparecieron las sorpresas: “Treat” con su extensa performance que hizo al estadio entero corear “everybody knows I work it, work it like a treat, I said now” una y otra vez con la precisión de Tim Carter en la guitarra y donde Sergio Pizzorno tomó el liderazgo y bajó del escenario a cantar y bailar entre el público. Luego volvió a escena para tocar y cantar solo “U Boat”, último tema del álbum homónimo que no es común en sus setlists (pero dijo presente gracias al pedido de un fan) y donde el guitarrista deja una sensación de soledad y vulnerabilidad en versos como “there ain’t nothing I would say to you but I know your eyes are fearing” y “I’m standing with my allies selling guns to strangers”.
El resto del grupo vuelve a tener protagonismo en el escenario retomando con el potente “Switchblade Smiles” y su “can you feel it coming?”, “Empire” y “Bless This Acid House” donde Tom Meighan agarra una bandera argentina y finaliza con un “God bless you, Argentina”. Le siguieron “Stevie” (otro de “48:13” acompañado por unos impresionantes rayos láser y efectos de iluminación) y “L.S.F. (Lost Souls Forever)”, uno de los favoritos de sus comienzos.
Se apagaron las luces, se retiraron del escenario y el público seguía coreando el “la la la” de “L.S.F.” hasta que volvieron a encenderse y se escuchó la introducción de “Comeback Kid” con su característica trompeta dando inicio al encore y teniendo como cierre dos platos fuertes: “Vlad the Impaler” con su inolvidable “get loose, get loose!” y “Fire” acompañado por un “oh oh oh oh” de los fans.
Durante toda la jornada, Kasabian se mostró muy a gusto con el recibimiento de su público agradeciendo constantemente y arengando para que aplaudieran o saltaran aunque éstos ya lo hicieran por sí mismos. En un par de ocasiones hubo algún desperfecto técnico con el micrófono del frontman y durante tres temas falló el pedal de la guitarra de Pizzorno teniendo a Carter solventando con sus riffs, pero terminaron en segundo plano porque fue una noche memorable y tuvo todo lo que podía esperarse de la banda mientras mantienen viva la esperanza de ver al rock n’ roll como un género que pueda prevalecer a través del tiempo en tanto la gente siga viendo shows en vivo de este tipo.