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COBERTURA: Molotov en Museum Live (2018)

(Foto por Paula Abut)

La banda mexicana regresó al país en una noche sold-out para presentar sus clásicos reinventados en acústico a partir de la presentación en MTV Unplugged a mediados del año para el canal de música. Esta vez fue en el marco del “Desconectour” y como el primer show aparte del Personal Fest Córdoba 2018.

Alrededor de las 21:50 hs y luego del paso de la banda platense Rivales, aparecieron los músicos sobre el escenario con pañuelos verdes (pertenecientes a la campaña para la legalización del aborto en Argentina) en mano que colgaron entre los instrumentos. Empezaron con “Here We Kum”, single del 2003 el cual trajo el clima enérgico del público que cantó de principio a fin. Le siguió “Amateur (Rock Me Amadeus)”, aquel donde versionan al tema original de Falco. Entre aplausos y coreos, continuaron con “Noko”, también de su LP de 2003.

Cambiando a un momento más crítico y reflexivo frente a temas de política y sociedad, pasaron “Hit Me” y “Dreamers”, la nueva canción que presentaron en el especial de MTV junto a Ana Tijoux y donde hablan sobre la realidad de los mexicanos que no pueden migrar a Estados Unidos.

(Foto por Paula Abut)

Nuevamente volviendo al entorno del principio, tocaron otros dos a un tempo más rápido y con letras que destilan rebeldía: “Blame Me” donde el baterista Randy Ebright pasó al frente a interpretar el tema con la guitarra y “Oleré y oleré y oleré el UHU” de su álbum de 2014 “Agua Maldita” que tuvo la presencia de un pogo que iba creciendo cada vez más. A continuación sonó otro de este material: “Lagunas Metales”, canción donde van mencionando diferentes nombres de bandas a las cuales no recuerdan haber visto. Y parecía que el ambiente entusiasta había llegado para quedarse con “Parásito”, uno de sus clásicos de los 90s.

(Foto por Paula Abut)

Con un “la guitarra no se mancha”, dieron inicio a la mitad del show que tuvo a la versión más upbeat de “Gimme tha Power” pero aún conservando el costado crudo de la política, el poder y la corrupción en sus versos; “DDT” donde su frontman Tito Fuentes habla sobre la depresión de los domingos a la tarde y “Dance and Dense Denso” que trajo la intensidad de los pogos y empujones del rock más pesado incluso para una performance “desenchufada”.

La noche siguió con el osado “Mátate Teté” de su álbum debut de 1997 “¿Dónde Jugarán Las Niñas?” que tuvo al tecladista tocando a los saltos y con una iluminación que se tornó totalmente roja a la mitad de la canción. Después de sumar un acordeón, sonó la intro de “Frijolero” y los espectadores perdieron el control sin poder evitar corear las partes instrumentales junto a su característico estribillo “anti-gringo”. Con más temas noventeros bajo la manga, aparecieron “Voto Latino” con la inclusión de un violonchelo tocado por Fuentes, el funky “Cerdo” y la versión punk de “Marciano (I Turned Into a Martian)” con unas atinadas luces verdes para este cover de Misfits. Se retiraron del escenario y el público empezaba a corear (y hasta entonar el cántico “MMLPQTP” que estuvo bastante presente en los recitales y partidos de fútbol durante marzo) a la espera de un encore.

(Foto por Paula Abut)

Más tarde y cumpliendo con lo que la gente estaba esperando, reaparecieron en escena con el beatboxing de Ebright dando inicio a “Puto”, tema de su debut que ha estado envuelto en más de un escándalo por su controversial letra (y también donde sus integrantes han dejado en claro varias veces que no buscan ser homofóbicos y que no se dirigen a la comunidad LGBT, sino a los poderosos), aunque termina siendo el que sus fanáticos más esperan por escuchar en vivo. Y en esta vez no fue la excepción: el descontrol se desató segundos después en el sector general de Museum al grito de “el que no brinque, el que no salte, el que no grite hecho un desmadre”.

Interactuando con el público y luego de una conversación con una fan que estaba en la valla, empezaron a subir a varias mujeres al escenario para bailar (como han hecho en otras ocasiones) “Rastamandita”, el último track de la noche. Con un sonido reggae -que por momentos oscilaría con el reggaeton si no se tratase de un single de 1999-, todas se movían al ritmo de la sugestiva letra con versos como “cada vez que te miro se me para…mi corazón” y muchas de ellas levantando sus pañuelos verdes o sacándose selfies con alguno de los músicos.

En un clima festivo, se despidieron del público y se retiraron del lugar sin antes saludar y repartir baquetas a las que fueron parte del “sabrosito” baile. Fue una presentación donde no faltaron hits y se los vio prolijos en cuanto a su desenvoltura en el escenario. Aunque algo que reconocieron muchos de los presentes fue el problema del sonido que no permitía escuchar del todo bien a las cosas que iban diciendo entre tema y tema en determinados sectores. Tuvieron un público que copó de forma completa el venue dispuestos a hacer palmas y con ganas de más, pero que no pudieron ignorar la cuestión sonora. Haciendo a un lado eso, podría considerarse una noche memorable y que mostró otra cara del grupo con esta propuesta unplugged que no se desconectó de sus seguidores en ningún momento demostrando que acústico no siempre significa calmo y tranquilo…

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