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COBERTURA: Primal Scream en Groove (2018)

Una noche con un repaso por los mejores temas de su discografía, una mirada a lo más reciente, un cambio de horario a último momento (a causa del show gratuito de Patti Smith en el CCK), referencias futboleras y mucha energía.

Eran las 23 hs en Groove y la banda escocesa salió al escenario con puntualidad. La jornada empezó con “Slip Inside This House”, un cover del grupo psicodélico de los 60s The 13th Floor Elevators generando un clima calmo para su entrada. Le siguió “Jailbird” del cuarto álbum de estudio “Give Out But Don’t Give Up” que tuvo al público entusiasmado al grito de “I’m yours, you’re mine. Gimme more of that jailbird pie”, pero la verdadera energía se sintió minutos después con “Can’t Go Back”, única canción que tocaron de su LP “Beautiful Future” que tuvo un coreo con el inconfundible “oh oh oh oh oh” a lo largo del tema y especialmente al final.

La banda se mostró a gusto con el recibimiento del público argentino que no paraba de gritar a su carismático frontman Bobby Gillespie quien pedía aplausos y sonreía durante toda la noche. También se escuchó el típico “olé, olé, olé, olé…” a lo que él respondió con un “me siento como Maradona”.

El show continuó con algunos de los temas más potentes del setlist: “Shoot Speed/Kill Light” y “Kill All Hippies”, ambos pertenecientes a “XTRMNTR” (2000) donde experimentaron con elementos electrónicos y, a pesar de la gran presencia de la guitarra eléctrica de Andrew Innes, en vivo tuvo su parte big beat acompañado por las luces intermitentes y la guitarra sirvió como un complemento.

Para descontracturar el momento enérgico, pasaron a lo nuevo: “Trippin’ On Your Love” de “Chaosmosis” (lanzado en 2016) y el cual estuvieron presentando durante este tour. Un tema mucho más “accesible” donde predomina el sintetizador y su estribillo pegajoso. Sin embargo, estamos hablando de una banda que se ha reinventado constantemente y pasado por muchos cambios a lo largo de los años tanto en sonido como en integrantes. Es por eso que volvieron a la psicodelia y el rock con “Higher Than The Sun”, uno de los esenciales de “Screadelica”, y además mostraron su costado más lento con la balada “(I’m Gonna) Cry Myself Blind”.

Nuevamente, el venue se llenó de “agite” con “100% Or Nothing” (otra de las nuevas), el controversial “Swastika Eyes” y el tan festejado -apenas se escuchó la intro recitada- “Loaded” cuyo “I don’t wanna lose your love” fue gritado a los cuatro vientos junto a otro coreo de los espectadores. Gillespie y compañía extendieron la canción al ver que todos seguían cantando. En definitiva, fue el momento destacado de la noche.

Entre la emoción y esta interacción positiva y recíproca, apareció “Country Girl” trayendo todo el rock n’ roll a cada rincón de Groove con los pogos que venían del sector general o las terrazas del VIP. Enganchado a este tema de “Riot City Blues”, le siguió el hit “Rocks”, otro de los clásicos del grupo en los noventa que aún sigue vigente y tuvo a todos saltando o bailando con su estribillo “Get yer rocks off, get yer rocks off, honey. Shake ’em, now-now, get ’em off downtown”. Así, se retiraron del escenario para dar inicio al encore, una pausa que tuvo hasta la participación del polémico cántico de cancha “MMLPQTP” que inició una parte del público y fue seguido por el resto entre risas y confusión.

Cerca de la 1 de la mañana y parecía que la noche todavía estaba en pañales. Volvieron para tocar uno de los primeros temas de Primal Scream, perteneciente a su álbum homónimo: “I’m Losing More Than I’ll Ever Have”, otro de los lentos al estilo de “Cry Myself Blind” pero con una historia de arrepentimiento lleno de versos que terminan en “baby” y varios “stay with me” que tenían al público mirando encandilados. Pero otra vez, la parte melosa duró poco porque prosiguieron con “Come Together”, ese himno poderoso y de unión que describe perfectamente este abanico musical de géneros que ellos tienen: “Today on this program you will hear gospel, and rhythm and blues, and jazz. All those are just labels, we know that music is music” (“Hoy en este programa van a escuchar góspel, rhythm and blues y jazz. Todos esas son sólo etiquetas, sabemos que la música es música”). Al igual que en “Loaded”, la gente cantó una y otra vez “come together as one” suplantando al coro celestial de la versión de estudio.

Finalmente y con agradecimientos a los que presenciaron el show, llegó la hora del cierre: fue el turno de nada más y nada menos que el clásico “Movin’ On Up” en una versión más rockera y veloz pero que a medida que se acercaban al final, sonaba más parecida a la original. En ese instante, todo giró en torno al “I’m movin’ on up now, getting out of the darkness. My light shines on, my light shines on, my light shines on” el cual algunos lo cantaban con fuerza y otros de manera más tenue cual coro gospel. Se despidieron, tiraron las baquetas al costado derecho, se retiraron del escenario y se terminó. Algunos seguían en caso de un segundo encore que no llegó y otros esperaban con ansias una copia del setlist.

Fue una noche que proponía ser una presentación especial y mucho más íntima que las visitas anteriores en el país donde 3 de las 5 veces fueron dentro de festivales (Personal Fest, Pepsi Music y Music Wins). Y así fue.

¿Hubo faltas o un sentimiento de vacío? Tal vez y más si tomamos en cuenta la ausencia de la bajista Simone Butler quien no vino por problemas de salud (se dice que contrajo influenza durante la gira), el hecho que -otra vez- no tocaron su más grande éxito “Some Velvet Morning” (aquel tema dance que sonaba en todas las pasarelas y boliches desde 2003) incluso cuando en una entrevista Bobby dijo que podrían considerarla si era bastante conocida en el país, o simplemente por problemas de sonido en el venue desde la mirada técnica (cosa que en parte es cierto ya que el volumen de los instrumentos y el micrófono era chocante por momentos).

Sin embargo, todo esto tiene que ver con esa propuesta que tenían en mente cuando se anunció la fecha en Argentina: podían darle un enfoque más popero, más eléctrico, más psicodélico, pero decidieron irse por el lado del rock. Y el rock no tiene por qué ser prolijo y perfecto. Excepto por la falta de Butler, la cual se hizo notable en determinadas canciones, cada hecho estaba destinado a suceder o era predecible. Hasta el espacio elegido probablemente haya sido intencional. Fue un recital que entretuvo a sus fanáticos, no hubo mejor o peor. Simplemente fue diferente y tuvo la esencia del rock n’ roll en tiempos donde, hasta para el mismo cantante, es un género que ya no tiene el mismo impacto que en el pasado…

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