Entre las redes sociales y ahora también la vida en medio de una pandemia, los eventos musicales afrontaron un gran cambio a lo que conocíamos antes de la aparición de todos estos factores. ¿Qué podemos esperar de ahora en adelante?
Por un lado tenemos el veloz avance de la tecnología que en los últimos 10 o 15 años fue un cambio de paradigma con la llegada del social media (redes sociales) en nuestros días: lo privado pasó a ser público de manera tal que a través de los teléfonos celulares inteligentes (smartphones) pasamos a mostrar y contar cualquier tipo de acontecimiento en nuestras vidas. Y el mundo del entretenimiento no es la excepción.
Tan solo es cuestión de mirar imágenes de recitales de años atrás, décadas que nos quedan cada vez más lejos, para darnos cuenta de la diferencia entre un público sin dispositivos alrededor viendo el espectáculo, luego con algunas cámaras fotográficas digitales, celulares con VGA, tablets y ahora cámaras de alta definición cuya calidad se asemeja al lente de una cámara o filmadora profesional. Los registros que se hacen a modo de "recuerdo" del evento asistido son moneda corriente en estos días y gracias a redes como Facebook, Twitter o Instagram podemos compartirlo con otros al mismo tiempo en que acontecen (con algunos segundos de delay dependiendo la conexión) ya sean con fotos, videos o emisiones en vivo que provee la aplicación.
Estos cambios se han dado de manera progresiva pero a una velocidad que resulta hasta imperceptible por momentos. En un abrir y cerrar de ojos estábamos pasando de hacer foto con una camarita de 4px a hacer una videollamada con un amigo que no fue al show para mostrarle lo que estaba pasando y disfrutarlo juntos. La tecnología puede ser una herramienta útil o una pesadilla, siempre dependiendo del uso que se le de y en cuanto a lo que recitales respecta, ha sido -y sigue siendo- un tema de debate: están quienes prefieren ver una performance "a la antigua" guardando cualquier dispositivo, los que graban o sacan apenas unas pocas imágenes para tener momentos que atesorar una vez que termine y los que registran absolutamente todo lo que sucedió. Las discusiones se dan cuando se enfrentan quienes creen que documentar digitalmente todo hace que el espectador pierda la experiencia del "aquí y ahora" concentrándose en mirar la pantalla en lugar del artista y aquellos que defienden estas prácticas incluso si eso significa tapar la vista al escenario a los que están atrás. Los ideales de uno y el sentido común se entrelazan entre sí en una pelea de nunca acabar pero al final del día lo que importa realmente es la experiencia y el haber presenciado ese instante que es único e irrepetible -aunque se trate de un show en una misma gira y la repetición de la puesta en escena sea inevitable-.
Ahora bien, esta cercanía al público que no está presente por medio de internet tiene desde ya sus ventajas y desventajas pero está en la forma en que el espectador lo viva. Además de las redes sociales y los lives desde el ojo del público, tenemos la aparición del livestream, esa palabra que hoy en día suena tan cool y es repetida hasta el hartazgo pero que ya está en su etapa beta desde hace bastante. Los principales usuarios de esta plataforma que acerca la música en vivo a personas de todo el mundo son los festivales: existen de todo tipo y de todos los géneros que uno se imagine, pero probablemente los más populares entre jóvenes y adultos son el californiano Coachella y el -ya podría decirse- global Lollapalooza.
El primero, conocido como el evento favorito de amantes de la música y muchas celebridades/influencers que toman la ocasión como un motivo para mostrar sus outfits (conjuntos) y así marcar tendencia, incorporó la emisión en vivo de sus artistas más destacados en los últimos años a través de Youtube con la posibilidad de ser visto desde cualquier parte del mundo y fuera de Estados Unidos -a diferencia de otros festivales locales-. Durante la década de los 10s han generado impacto con sus lineups y la experimentación en el área del stream, por ejemplo, para la edición 2016 incorporaron cámaras 360º para trasmitir la Weekend 2, semana en que finaliza el evento y suele ser exclusiva para quienes asistan a ver los mismos artistas de la semana anterior con leves cambios. En 2018 llegaron al total de 43 millones de espectadores online con el impactante show de Beyoncé y en 2019 superaron la marca con 82 millones de visitas en la Weekend 1 pero la novedad fue la emisión de la 2º semana esta vez con la cámara habitual y de algunos artistas seleccionados.
El segundo, lleva más años realizándose y con sedes en varios países (incluyendo Argentina desde 2014) dependiendo el lugar y la lista de artistas es un evento para amantes de la música o figuras públicas/influencers pero siempre con las bandas favoritas del público y la conciencia social + ambiental como características principales. Al igual que Coachella, su edición en Chicago lleva años siendo trasmitida para el mundo primero en su propia página web, luego bajo el auspicio de una conocida marca de energizantes y más tarde en Youtube con una mejoría en la carga de imagen y audio incluso con una gran cantidad de views. Tras una alianza del Lolla con la plataforma de videos por 2 años, el evento de este año se hizo en formato "quedate en casa" con shows clásicos de bandas que pasaron en ediciones anteriores y nuevas performances acústicas pre-grabadas de artistas reconocidos e independientes desde sus respectivos home studio o, simplemente, el patio de sus casas. También se mostraron rutinas de baile de grupos locales, se reunió fondos para ONGs relacionadas con la industria musical y se alentó a los espectadores estadounidenses a registrar sus votos para las próximas elecciones con la campaña de una organización que tuvo a Michelle Obama como la representante. La interacción de la gente no fue como la de ediciones anteriores pero alcanzó más de 20 mil views, hubo performances comprometidas con las cuestions sociales en el país como la de Yellopain y fue una oportunidad para que Perry Farrell se volviera a reunir con Porno For Pyros después de mucho tiempo.
En cuanto al streaming en el país, el año pasado DF Entertainment (productora a cargo de Lollapalooza Argentina) y Telecom se unieron para crear Flow Music XP, una plataforma de eventos en vivo y on demand a través de la aplicación Flow y/o canales de Cablevisión. A pesar de ser reciente, ya emitió recitales como Muse, LP, Tove Lo y Backstreet Boys, entre otros durante fines de 2019 y comienzos de 2020 teniendo al Lollapalooza como deuda. En el momento del lanzamiento se trataba de un servicio pago de Flow en las repeticiones on demand pero que podía verse de manera gratuita siendo cliente de Cablevisión. Ahora la app pasó a venir junto al servicio de cable por lo que técnicamente es "gratis" y se han agregado al catálogo otros shows en vivo on demand en eventos de Livenation alrededor del mundo. Esta fusión resultó novedosa en el país ya que no se conocía una plataforma en vivo con tanto alcance (y sin acaparar varios eventos a la vez).
Aunque parecía que la expansión de servicios similares tardaría más en desarrollarse, las circunstancias dieron origen a otras alternativas por parte de la empresas de boletería más grandes del país: eventos masivos de todo tipo fueron suspendidos, cancelados y reprogramados a causa de la pandemia. El 2020 significó un cambio abrupto en el estilo de vida de muchos así como también las actividades inclinadas al entretenimiento por lo cual los recitales, tal como los conocíamos, habían llegado a su fin. Durante estos meses nos encontramos con presentaciones en vivo diversas: sets acústicos en Instagram live, auto shows (un artista en el escenario con un limitado público en vehículos) y sesiones grabadas en casa o un estudio -tomando las medidas correspondientes-, entre otros.
La situación demandaba buscar una solución para los músicos, técnicos, crew, iluminadores y todos los que trabajan en el ambiente musical. Fue ahí cuando las boleterías comenzaron a proveer sus servicios de streaming para que los artistas pudieran dar sus shows online y en vivo desde sus estudios (o un venue sin público) con los fans comprando una entrada para verlo. Uno de los primeros en implementar esto fue Livepass con "Livepass Play" y su eslogan "la nueva forma de vivir el entretenimiento" y luego Ticketek también apareció con "Ticketek Live" donde además de recitales a su vez está orientado a obras de teatro y cursos. Además, algunos artistas de alcance internacional tienen medios de pago con la moneda de cada país y sus respectivos horarios.
Los shows por streaming siguen siendo anunciados a lo largo del 2020 y parece que llegaron para quedarse incluso con problemas técnicos por parte de algunos servicios los cuales se esperan que lleguen a mejorar considerando estos que no son gratuitos y el espectador siempre va a esperar la mejor calidad posible.
Algo es claro: la música en vivo, la experiencia del face-to-face con el artista, la emoción de estar en el mismo lugar y momento con un grupo de personas que comparten el mismo sentimiento no se compara con nada en el mundo. Sin embargo, estamos en un contexto sin precedentes y hasta que las cosas mejoren y podamos salir sin el temor a un virus, tendremos que aferrarnos a los recuerdos y la tecnología para seguir con nuestra vida cotidiana. Lo que queda en esta parte del año es aprender a adaptarnos y no sorprenderse si esta es otra forma de llegar a la gente, si en un futuro cercano el streaming llega a coexistir con el live propiamente dicho. Lo cual es muy probable que suceda en pos de una nueva década.
[Disponible en la edición #7]
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